Tal como lo había anticipado LA NACIÓN, Mirtha Legrand Salió de su apartamento en Palermo alrededor de las 12:30 del sábado, rumbo al Estudio Mayor, donde una grabación de La noche de Mirtha cargada de emociones. La salida fue custodiada por personal de una empresa de seguridad privada. Durante el recorrido, la diva observó atentamente los carteles publicitarios colocados en la vía pública que anticipaban su regreso con la leyenda «Ella regresa», una iniciativa de su nieto Nacho Viale, productor general de sus programas.
Durante la mañana, Legrand estuvo inquieto, con todo el estrés propio que implica un regreso tan anunciado y esperado por su público. Mientras desayunaba, en el plató de Ravignani y Cabrera se organizó el operativo de recepción. El director de programación Adrián Suar y Pablo Codevilla llegó pasadas las 11.30 para comprobar que todo estaba en orden. Como responsable de los destinos de eltrece, buscaron seguir de cerca un movimiento tan especial. Suar llegó acompañado de su hija Margarita. En ese momento, ya se había dispuesto un sistema de vallas para que los cronistas y el público no se amontonaran en el automóvil alemán del conductor.
Según sus allegados, la mañana de Legrand no fue fácil. La diva se sintió estimulada por el regreso, pero con los lógicos temores que implicaba volver a enfrentarse al público tras nueve meses de un encierro casi estricto. Su asistente Elvira fue quien estuvo a su lado para contenerla emocionalmente. Cuando Mirtha salió de su casa, Marcela Tinayre ya estaba en el Estudio Mayor, quien acompañaría a su madre e hija Juana Viale en una cena regada con buen vino y los platos preparados por la chef Jimena Monteverde. Con Marcela ya instalada, Juana Viale llegó desde su casa en Beccar. Con un look informal, se dirigió a su camerino en compañía de su hija Ámbar y su maquillador Mauricio Catarain.
Finalmente, apareció el vehículo de Mirtha, que ingresó directamente al estacionamiento del edificio. Mirtha parecía realmente nerviosa. A pesar de su enorme formación Frente a las cámaras, los testigos que la observaron llegar, la notaron inquieta ante el nuevo desafío. Nacho Viale la recibió, la tomó del brazo y la condujo al camerino ubicado en la planta baja y a metros del estudio. Al dar esos pocos pasos, recibió la primera emoción: los empleados y colaboradores del programa la saludaron con aplausos gritando «Chiquita, Chiquita». Perfecto Sastre Color crema y barbijo al tono, la diva saludó a todos con besos desde la distancia.
Mirtha no pidió nada especial. El austero camerino solo serviría para que la diva se pusiera el vestido diseñado por Claudio Cosano. La burbuja de salud establecida para protegerla en tiempos de pandemia Implicó que Mirtha pasó el menor tiempo posible en las instalaciones de Ktz, donde se realiza el programa. Nacho Viale y Diego Palacio, responsables de StoryLab, productora del ciclo, fueron los encargados del saneamiento exhaustivo de las instalaciones.
Mientras Mirtha se retocaba el maquillaje y el peinado, que trajo listo de casa, terminó de probar el sonido en el estudio. Nelly Trenti, la locutora histórica del programa, fue una de las primeras en llegar: «No tenía nervios, sino emoción. Es que se revive el recuerdo de tantos años», reconoció. LA NACIÓN, la voz emblemática, símbolo de los programas de la diva. Nunca antes el set había estado tan deshabitado. Para preservar a la dueña de la casa, solo podía entrar el personal indispensable. Minutos antes de salir al aire, Mirtha habló con Suar y Codevilla.
Juana Viale llegó al estudio a tiempo para repasar la rutina, pero primero se acercó al camerino de su abuela para saludarla. Primero se grabó el bloque de apertura donde Viale mostró su ropa y leyó los anuncios. Cuando concluyó ese segmento del programa, un asistente fue a buscar a Mirtha.
A la 1:15 pm, la estrella ingresó al plató acompañada de Héctor Vidal Rivas, su asesor de vestuario. Se instaló detrás del escenario e inmediatamente comenzó a tocar «Brillando Mirtha», el leitmotiv de las cenas de los sábados que iniciaron el segundo bloque. Cuando su nieta la presentó, sonó «Emperatriz», el telón tradicional del almuerzo musical. Mirtha entró con elegancia, ante la ovación de los presentes y los ojos vidriosos de su nieta emocionada.
En la mesa, Mirtha se relajó. Ocupó la cabeza y, aunque hubo varias sorpresas, bateó el programa con su trabajo habitual. Como es costumbre, Mirtha pidió que le retocaran el maquillaje y le ajustaran el peinado en cada corte. «La encontré hermosa, inteligente y muy informada, como es su estilo», reconoció la locutora Nelly Trenti, quien se retiró del estudio apenas terminó la presentación debido a la burbuja de salud que no permitía acercarse a una gran cantidad de personas. Mirtha.
Cuando concluyó la grabación, la diva rompió el protocolo pactado y pasó unos minutos hablando con los periodistas presentes. Fue ella misma quien pidió a Nacho Viale que trajera a los cronistas apostados en la calle. En principio, la propuesta no había sido aceptada, buscando preservarla, le aconsejaron no tener contacto con tanta gente. Finalmente, y como siempre, ganó. Sentada a la mesa, la diva conversó durante unos minutos con los medios. En ese momento, ni Juana Viale ni Marcela Tinayre estaban en el estudio.
Tras cambiarse en el vestuario, Mirtha se subió a su coche con la satisfacción de la tarea cumplida. En el estudio empezaron a grabar Almorzando con Mirtha Legrand. A las 21:00 horas, Juana Viale salió del Estudio Mayor con la tranquilidad de haber rendido homenaje a su abuela con emoción, serenidad y sobriedad.
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