Se puede decir que el sistema inmunológico humano es el sistema más complejo del cuerpo humano. Pero los científicos han hecho grandes progresos en la comprensión de cómo funciona.
Esto es importante para comprender las enfermedades y cómo manejarlas. Por ejemplo, es importante comprender que la respuesta inmunitaria tarda varios días en desarrollarse por completo. Con suerte, este conocimiento evitará que las personas se impacienten y busquen atención inadecuada.
El sistema inmunitario está formado por una red compleja de células, tejidos y moléculas. Estos controlan el delicado equilibrio entre eliminar las células cancerosas o infectadas y no dañar el cuerpo en el proceso.
El mal funcionamiento del sistema inmunológico puede causar una variedad de problemas de salud.
Puede llevar a que una persona tenga infecciones frecuentes. Dependiendo de la naturaleza de la inmunodeficiencia, las infecciones pueden variar desde virales (como el resfriado común, la gripe, el herpes zóster y las ampollas de fiebre) hasta bacterianas (como la tuberculosis) o fúngicas (como la candidiasis).
Un sistema inmunitario debilitado también puede manifestarse como una inflamación excesiva o incluso como autoinmunidad. En esta condición el cuerpo comienza a ver sus propios tejidos como extraños y los ataca. Algunos ejemplos de estas condiciones son la artritis reumatoide, el lupus y la psoriasis.
Los factores que afectan nuestro sistema inmunológico van desde cosas que no podemos cambiar, como la composición genética y la exposición a patógenos anteriores, hasta cosas que podemos controlar o modificar.
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Soy inmunólogo y en este artículo desgloso los cambios que puede hacer hoy para ayudar a que su sistema inmunológico funcione mejor. Incluyen la dieta, el manejo de los niveles de estrés y la reducción de la exposición a factores ambientales, como gérmenes, contaminación y toxinas.
La función inmune óptima juega un papel importante en el mantenimiento de la salud. Dada la enorme complejidad del sistema inmunológico, las soluciones simplistas no son efectivas. Es importante comprender algunas de las cosas que debe y no debe hacer.
Qué no hacer
Muchos productos afirman «reforzar» el sistema inmunológico. Pero debido a la compleja interacción de las células en nuestro cuerpo, en realidad no es posible «estimular» solo una parte del sistema inmunológico.
E incluso si fuera posible, «estimular» un aspecto de su sistema inmunológico podría provocar malas reacciones al alterar el delicado equilibrio del que está hecho nuestro cuerpo. Por ejemplo, «reforzar» la capacidad del sistema inmunitario para combatir infecciones también puede «reforzar» otros aspectos, como la inflamación, que pueden dañar los tejidos normales.
Es cierto que el sistema inmunitario depende de vitaminas y minerales para realizar sus funciones. Pero no hay pruebas sólidas de que tomar suplementos de vitaminas y minerales mejore su rendimiento.
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La excepción es cuando una persona tiene una deficiencia conocida, como una deficiencia de vitamina D. La mayoría de las personas con deficiencia de vitamina D no experimentan síntomas o solo tienen síntomas vagos e inespecíficos, como fatiga o dolor lumbar. Las personas con osteoporosis, diabetes, enfermedad renal, obesidad o depresión, o aquellas con exposición limitada al sol, especialmente los ancianos, tienen un mayor riesgo de sufrir una deficiencia. Es importante tratar el problema porque puede aumentar el riesgo de fracturas, así como la infección por diversos patógenos, especialmente los que afectan los pulmones, como la influenza y el SARS-CoV-2.
Si cree que puede estar experimentando una deficiencia de nutrientes, debe consultar a su médico para obtener un diagnóstico preciso. Pueden diseñar una estrategia de gestión basada en evidencia para usted.
La razón para buscar ayuda profesional es que tomar suplementos nutricionales puede ser perjudicial para usted.
Primero, algunas vitaminas, como la vitamina A, D, E y K, son liposolubles y se almacenan en el cuerpo. Por lo que es posible tener niveles muy altos, lo que puede causar sus propios problemas. Por ejemplo, niveles muy altos de vitamina D pueden causar cálculos renales, estreñimiento y presión arterial alta. Demasiada vitamina A o hierro puede dañar el hígado y otros órganos.
En segundo lugar, los nutrientes no deben considerarse como componentes independientes. En cambio, deben ser vistos como partes de un todo. Muchos suplementos pueden interactuar negativamente con otros suplementos e incluso con medicamentos. Por ejemplo, la vitamina K puede reducir la capacidad del anticoagulante warfarina para prevenir la formación de coágulos sanguíneos.
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La combinación de diferentes suplementos también puede conducir a cantidades excesivas o insuficientes de ciertos nutrientes, con efectos potencialmente dañinos. Por ejemplo, la suplementación prolongada con zinc puede causar una deficiencia de cobre, que se ha relacionado con anemia y una función cerebral deficiente.
lo que debe hacerse
La mejor manera de asegurarse de que su sistema inmunitario obtenga lo que necesita es llevar un estilo de vida saludable y equilibrado.
La dieta es crucial. Coma alimentos sin conservantes, sin procesar, que sean ricos en una variedad de vitaminas, minerales y antioxidantes. Su dieta debe incluir vegetales verdes y amarillos, frutas, bayas, granos integrales, semillas y nueces.
No son sólo los componentes individuales de los alimentos los que son importantes. La interacción entre ellos también es importante. Esto es algo que no se puede reproducir en una tableta.
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Los factores del estilo de vida también son clave. El estrés es una parte normal y esencial de la vida, pero debe detenerse para proteger el cuerpo. Es importante encontrar formas efectivas de controlar el estrés, como ejercicios de respiración, yoga y meditación.
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Las actividades que han demostrado mejorar la salud incluyen descansar lo suficiente, hacer ejercicio regularmente, pasar tiempo al aire libre y mantenerse socialmente conectado. Obviamente, fumar y el consumo excesivo de alcohol son perjudiciales.
Finalmente, a menudo nos olvidamos de ser amables con nosotros mismos. Cuando esté enfermo, tómese su tiempo para recuperarse. Cuando estés pasando por un momento particularmente difícil, haz un esfuerzo extra para desestresarte.
Lo más importante es que estos no son procedimientos de emergencia. Hazlos parte de tu estilo de vida. Por muy tentador que sea, no es posible «complementarse» de un mal estilo de vida.
Teresa RusoSeñor, Universidad de Pretoria
Este artículo ha sido republicado desde Conversación Bajo licencia Creative Commons. Leer el el articulo original.
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